¿En qué consiste realmente traducir?
En una buena traducción, ha de notarse lo menos posible que se está ante una traducción. Al mismo tiempo, debe procurar mantenerse la voz del autor, especialmente si se trata de literatura. Pero eso a veces no es tan fácil. La traducción es proceso complejo, que no puede abordarse así sin más. No se trata de traducir palabras, sino de transponer el sentido. Y, para ello, se ha de pensar siempre en el grupo receptor. ¿Está el texto, por ejemplo, concebido para un público puramente académico, o dirigido más bien a legos en la materia? La actividad traductora exige no solo un excelente manejo de las lenguas de trabajo, sino también una cierta sensibilidad textual, conocimientos especializados y la capacidad de iniciarse en nuevas temáticas, además del dominio de estrategias para la resolución de problemas. Una buena base para todo ello es una adecuada formación, como la que ofrecen, por ejemplo, las Cámaras de Industria y Comercio o las universidades.